lunes, 30 de marzo de 2009

Diseñando la Paz

Una persona en peligro de muerte, puede matar para protegerse…. Es nuestro instinto de supervivencia.

Mientras más sentimos cerca la violación o la muerte… Más inseguros estamos… y a más inseguros… más capaces de hacer cualquier cosa por protegernos… por sobrevivir.
El temor y la inseguridad generan violencia y la violencia, mayor temor, y así cíclicamente los círculos de violencia y temor se alimentan uno a otro construyendo un inevitable camino a la muerte.

Una ciudad violenta, es por lo tanto una ciudad en la que sus habitantes, viven llenos de temor, de inseguridad e incertidumbre. Un país en que los índices de violencia están en aumento, es un país en que la personas se encuentran inmersas en una escalada de violaciones, temor y muerte.

¿Cómo detener la violencia entonces si es una fuerza que se alimenta a sí misma?

No es mi intención ahora ahondar en los mecanismos para enfrentar las causas primarias de la violencia social, pero que sin duda debieran enfocarse en reducir las situaciones que provocan inseguridad y temor en los ciudadanos. El hambre, la enfermedad y la falta de techo, siendo causantes de muerte, son situaciones generadoras de violencia, que debieran ser combatidas obligadamente de forma estratégica y con todos los recursos que una sociedad tenga a su disposición.

Quiero hacer ver sin embargo, que la violencia es además un hecho permisivo, es decir que hay mayor violencia cuando nuestra cultura social, se permite a sí misma mayores conductas violentas dentro de ella. Los patrones de actuación agresiva o violenta que consideramos como ‘buenos’ o ‘aceptables’ tendrán consecuencia directa en los niveles de violencia que estamos dispuestos a aceptar y que, por su parte el crimen estará en posición y necesidad de ejecutar, para lograr su objetivo atemorizante.

La primera forma entonces para detener la violencia es que las personas decidan disminuir los niveles de agresión considerados como conductas aceptables de los ciudadanos, del gobierno y de las instituciones.

Conforme a lo dicho, son los ciudadanos quienes deben revisar sus propias conductas generadoras de violencia y organizarse para poner límites infranqueables a dichas conductas. Límites al comportamiento público violento de las personas, límites a la agresión institucional dirigida a las personas desde las organizaciones privadas o estatal; límites a las imágenes de violencia que aceptamos a nuestro alrededor y ponemos frente a nuestros hijos, estimulando el juego agresivo al tiempo que censuramos un desnudo. Límites a la aceptación de las armas y a cualquier conducta agresiva dentro de nuestras casas, comunidades, vecindarios y ciudades.
La Paz, está en poder de los ciudadanos. Si el gobierno es incapaz de implementar leyes de armas eficientes que supriman por completo la existencia de armas, o al menos, de hacer cumplir las leyes existentes, entonces los ciudadanos son quienes tienen que impedir que las armas ingresen a sus casas, vecindarios y a sus vidas. Podemos también denunciar públicamente y rechazar toda relación social o comercial con aquellas personas o empresas que son responsables de ingresar armas al país o de promover la violencia en cualquiera de sus modalidades.

Se puede insistir a la sociedad y al gobierno, el aferrarse a la paz, desde las instituciones a nuestro alcance como lo son colegios, asociaciones de vecinos, municipalidades o iglesias, o mejor aún, se pueden crear nuevas instituciones, nuevas organizaciones, nuevos gobiernos.
O R G A N I Z A C I Ó N . . . es lo que se requiere para informarnos de los hechos, analizar nuestras posibilidades, programar y ejecutar acciones conjuntas que vayan construyendo la Paz deseada.

Una sociedad violenta es una sociedad desorganizada, pues los individuos actúan en ella, movidos por temor, egoísmo y enfermedad, de forma individual e impulsiva. Una sociedad violenta, es una comunidad que no se encuentra organizada para prevenir el ejercicio individual de la coacción, asegurando un espacio de Seguridad Social para todos.

L A P A Z D E B E D I S E Ñ A R S E igual que cualquier obra. Como individuos primero, luego como comunidad, y como cultura y como humanidad, vamos a tener que desarrollar un modelo renovable que defina y ponga a funcionar el SISTEMA DE CONVIVENCIA Y DE PAZ que debemos construir, un sistema social dentro del cual podamos habitar con seguridad y desarrollar nuestro potencial como individuos, sin temor.

Sólo así alcanzaremos la paz. Dejando de cometer los mismos errores que nos conducen a la violencia. Corrigiendo nuestras personas, nuestros hogares, nuestros vecindarios y nuestras comunidades. Librándonos con voluntad, decisión y cooperación, de los problemas que desembocan en la violencia indiscriminada de nuestra sociedad actual.

¡O R G A N I Z É M O N O S ! Los amigos, las familias, los vecinos, los miembros de una comunidad educativa, social o deportiva. Organícense para idear y construir Paz. Cualquier posibilidad de unirse a otros e idear un cambio positivo que nos acerque hacia una cultura de Paz, DEBE SER PUESTO EN MARCHA.

En cada uno y cada quien está.

G.X.R.